Coches voladores: transporte del futuro.

La ciencia ficción ha fascinado desde años atrás a muchísimas personas del mundo, partiendo por ejemplo de Regreso al futuro (1985) que vaticinó lo que hoy se conoce como gafas de realidad aumentada, hasta Minority Report (2002) que predijo el control de interfaces mediante gestos. Entre estas películas futurísticas también nos encontramos con Blade Runner (1982), que pronosticó para el año 2019 un futuro con coches voladores. Y es que no nos encontramos tan lejos de este gran avance tecnológico.

Son muchas las empresas que invierten cada año una gran cantidad de tiempo y dinero en proyectos de I+D+i que puedan acercarnos más a lo que mucha gente ansía, un futuro tecnológico que nos permita vivir cómoda y plácidamente aumentando uno de los que se considera recurso más importante, el tiempo.

Para alcanzar este objetivo, uno de los avances más esperados es el desarrollo de coches voladores que nos permitan desplazarnos por las ciudades con total libertad y en un corto periodo de tiempo. La cantidad de tiempos muertos en las grandes ciudades debido a la gran presencia de vehículos terrestres es uno de los problemas que más nos afecta en el presente. Dentro de estas grandes metrópolis se encuentran claros ejemplos como la Ciudad de México, donde los conductores necesitan un 66% de tiempo extra por traslado o Bangkok donde necesitan un 61% más de tiempo para poder llegar a un destino.

Es por ello que empresas, como Airbus, Audi y Uber, entre otras, apuestan por la innovación desarrollando prototipos de taxis autónomos voladores que beneficien a la población con una gran cantidad de ventajas como puede ser la autonomía, la reducción de los tiempos muertos y la reducción de la huella ecológica.

El sector aeronáutico se encuentra en continua evolución e innovación y, como no es de extrañar, la tendencia de la aeronáutica española va en crecimiento. Según César Ramos, director general de TEDAE (Asociación Española de Tecnologías de Defensa, Seguridad, Aeronáutica y Espacio.), “España es uno de los diez países del mundo capaz de poner en vuelo un avión”. Considerando la gran cantidad de países en el mundo, donde muchos de ellos poseen una mayor riqueza que España, se puede notar la gran presencia y desarrollo de este sector en nuestro país.

Como se puede ver en el gráfico, la cifra de negocio del sector aeronáutico está en continuo crecimiento, suponiendo a fecha de 2018 un 6,1% del PIB industrial del país.

A pesar de que había 6 proyectos de aerotaxis en desarrollo forma nivel mundial, España no se había atrevido a dar el paso hacia este ámbito. Sin embargo, en este 2019 se suma a estas iniciativas innovadoras con la presentación del desarrollo de este tipo de vehículos en el centro de investigación y desarrollo tecnológico TECNALIA, donde se ha conseguido fabricar el primer prototipo de aerotaxi español autónomo. Este medio de transporte permitirá realizar trayectos de 90 km/h, aunque su arquitectura le capacite para velocidades de hasta 190 km/h.

En la actualidad, este vehículo dispone de ciertas limitaciones como su alcance y autonomía eléctrica. No obstante, las dificultades derivadas de su dependencia eléctrica se superarán en un futuro cercano gracias a los constantes frutos que se están dando en movilidad eléctrica.

Otro de los retos importantes que afronta este tipo de tecnología es su capacidad para la conducción autónoma, que está en continua evolución gracias a los arduos esfuerzos de las compañías para sacar adelante estos avances.

Además, debido al cambio de paradigma que genera este tipo de tecnología, se deberán replantear nuevas normativas para conducir el tráfico aéreo de las ciudades, así como novedosas aerovías urbanísticas que permitan un movimiento ordenado del mismo.

Como se ha podido observar, el sector aeronáutico se fundamenta en una I+D+i continua, centrada en la investigación y desarrollo de nueva tecnología que permita a las personas mejorar de forma acentuada sus condiciones de vida. Esta innovación constante ofrece a las empresas de este sector la oportunidad de beneficiarse de incentivos tales como las deducciones fiscales y las ayudas a la innovación, las cuales permiten optimizar costes y continuar desarrollando proyectos innovadores.